Los inicios nunca son fáciles. Todos hemos cometido errores y grandes cagadas.
La experiencia a veces es una profesora un poquito cruel porque nos hace pasar el examen final y luego nos da la lección.
Lo importante es aprender y, sobre todo, reírnos mucho de nosotros mismos (y de algún compañero, ¿por qué no?) 😉 .
A veces las cosas no salen exactamente como te esperabas o estás tan cansado que no puedes ni comer.
Si eres un auténtico senderista o has hecho alguna travesía seguro que sabrás de lo que hablo…
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1. Cuando intentas hacer algo increíble para impresionar a tus amigos y no sale como esperabas
¿Qué? ¿Os ha gustado mi estilo? Era justo lo que quería hacer…
2. Cuando consigues cargarte o echar todos los insectos de tu tienda de campaña y el zumbido ¡por fin! termina
¡FUCK YEAH!
3. Cuando llegas al refu y no puedes ni con tu alma
Estoy un poco can…sa…do…ZZZZZ
4. …y al día siguiente estás destrozado
…sigo un poco can…sa…ZZZZZ
5. El día que entiendes el verdadero significado de “expuesto”
A veces en la vida es bueno dar un paso atrás.
6. Ese momento en el que te das cuenta que intentar mantener tu dieta es una idea estúpida en el monte
¡A la mierda la dieta!
7. Cuando tu compañero admite que también tiene picadas de mosquito en el culo
Hay ciertas cosas que unen para siempre…
8. Cuando te comes la última onza de chocolate y aún os quedan varios días de travesía
¿En serio? ¿Ya no queda más?
9. Lunes por la mañana, cuando tus compañeros de oficina se fijan en la roña y el barro que no te has podido quitar de debajo de las uñas
¡Oh my God!
10. …y tú te quedas en plan, “es lo que hay”
El finde que viene se van a volver a poner igual…
11. Estar tan cansado después de una larga caminata que no puedes ni comer
NO puedo ni comer…
(Este artículo se ha basado en una serie de posts de la blogosfera anglosajona como la revista backpacker.com.)
¿Y tú? ¿Te has sentido identificado con alguno de estos momentos? ¿Se te ocurre algún otro momento intenso o épico?
Si es así compártelo con nosotros en los comentarios…
El punto uno es típico de todos los ignorantes que hay en el mundo y debería estar recogido en algún manual titulado: Cosas que no hay que hacer.
Puedo decir que conozco la palabra “expuesto” no solo por patear sino también por estar colgado de algunas paredes.
Con respecto al punto número nueve, ¿es que en este país nadie trabajo los fines de semana y encima todo el mundo lo hace en una oficina?. Mejor para mi, así tengo el monte libre entre semana.
Por cierto, la palabra refugio no es tan larga.
Saludos.
¡Hola Erik! Gracias por tus comentarios. Me gusta la idea del manual “Cosas que NO hay que hacer”. Igual da para otro post… 😉 Respecto al significado de la palabra expuesto, el que lo probó lo sabe… jejeje. Y con el punto 9 tienes toda la razón: ¡el monte libre para ti entre semana que es cuando más se disfruta!
Un abrazo
cuando levas largas y largas horas de caminata, lluvia, viento, y te preguntas cuando se te ocurrio esto! jajaja hasta que llegas a tu destino y al ver semejante paisaje natural lo da por pagado todo! 😀 me encanto! saludos!
A veces se sufre y uno se hace preguntas pero (casi) siempre cuanto más te ha costado algo más lo valoras y lo disfrutas!Nos encanta que te haya encantado! 😉
Recuerdo que una vez íbamos de ruta con unos niños por un bosque y empezó a llover intensamente. En cuestion de segundos estabamos calados hasta los huesos. Y uno de los monitores me dice saca el mapa haber si hay algun refugio cerca. El mapa se deshacia por momentos en mis manos. Jajajaja
Jejeje!! Cuidado con los mapas que se “autodestruyen”! 🙂 Quizás una funda de plástico o un mapa plastificado sería una buena solución… ¡Gracias por pasarte por aquí y por leernos! ¡¡Un abrazo montañero!!
¡Hellooooo!
Muy divertidos estos intensos momentos del senderista, jajaja, yo con el primero también me he reído a gusto 🙂
Me habéis hecho recordar un momento intenso de hace muuuuuchos años, aunque no es de senderista es de “biciclista”, jejeje 😛
Llegaba al pueblo después de todo el día con la bici de montaña a saco… reventada, a vista ya de mi casa pero a falta de subir una última cuestaca, paré, bebí un poco de agua y cuando me quise poner a pedalear de nuevo…. nada, no podía dar ni una pedalada más, parecía como si el pie se resbalara, me quedé sin fuerzas o yo que sé, jajaja. ¡Vaya pedazo de pájara!
Larga vida al senderista intensooooo 😉
¡Abrazote!
Nos encantan tus comentarios Begoña!! Gracias por pasarte y un abrazo muy fuerte!!! Larga vida a ti!! 😉
Muy bueno!!! Me he reído mucho y me sentido muy identificada con lo del chocolate…qué duelo tan grande!
Jejeje!! Son momentos durísimos!! 🙂
El primero es muy grande. ¡¡¡Que descojono!!! ese tropiezo sutil, ese mapa que se cae de la mano, esa caída de cabeza a todo el barro!
¡¡Que grande!!
Me he reído mucho!!
Jejeje!!! Yo no me canso de mirarlo… 🙂 A veces hay que ir de cabeza y mancharse en el barro…¡pero esto es pasarse! ¡Me alegro que te haya arrancado unas risas!